Pérdida de conciencia
Resulta imperativo destruir todas las concepciones erróneas
más comunes acerca de la hipnosis antes de intentar una inducción. El concepto
más común en opinión de muchas personas es el que el individuo en estado
hipnótico está dormido, inconsciente o en un estado similar al del boxeador
noqueado. Las exhibiciones hechas como espectáculo de entrenamiento general por
hipnotizadores de teatro, la literatura y el cine, han contribuido a la
formación de esta opinión, bastante difundida, de que la hipnosis es un estado
de trance similar al sueño.
Debemos informar a los pacientes de que no perderán en
ningún momento la conciencia de sus actos no caerán dormidos. Es más, ¡están
más despiertos que nunca! Se les debe explicar cuidadosamente que todos los
niveles hipnóticos, incluyendo los más profundos, se caracterizan por el
aumento de la atención a las sugestiones del hipnoterapeuta y que esta
concentración, como veremos ampliamente, se trata de un Estado de Atención
Focalizada, facilita las sugestiones. Igualmente, que la profunda concentración
obtenida es una de las razones principales para el uso de la hipnosis.
De hecho, la hipnosis, tal como hemos anotado anteriormente,
se parece muy poco al sueño verdadero. La mayoría de las concepciones que
identifican la hipnosis con el sueño provienen de películas cinematográficas
que muestran a un individuo hipnotizado con los ojos cerrados. La explicación
de que el sujeto mantiene los ojos cerrados para facilitar la concentración
puede ser ampliada con el siguiente comentario: “¿Ha notado usted alguna vez
cómo un amante de la música, en un concierto, mantiene a menudo los ojos
cerrados mientras escucha con placer la interpretación? Aunque su aspecto es el
de relajación y somnolencia se encuentra más alerta; todavía más, es capaz de
seguir un solo tema musical a través de muchas variaciones”. Este ejemplo o
analogía es útil para diferenciar la hipnosis del sueño.
Sometimiento de la
voluntad
Otra de las concepciones erróneas más comunes es la de que
el sujeto “somete su voluntad” al todopoderoso hipnotizador. Desgraciadamente
la novela de Svengali-Triby, las historias cómicas y los programas de
televisión han perpetuado este mito. Desde que la capacidad de ser hipnotizado
es una experiencia subjetiva, nada puede hallarse más lejos de la verdad.
Muchos pacientes afirman. “Yo siempre creí que una vez hipnotizado podía ser
obligado a efectuar cualquier acción contra mi voluntad”. Mejora grandemente la
situación la afirmación del hipnoterapeuta de que los sujetos no se hallan
dominados por la voluntad del operador, pues poseen completamente intacta la
capacidad de tomar decisiones.
Aquellos que temen que la hipnosis pueda debilitar su código
moral o cambiar sus actitudes en forma permanente pueden ser informados de que
la persuasión profunda, la psicología de las masas y la propaganda (formas
sutiles de sugestión) son perfectamente capaces de cambiar actitudes y
comportamientos.
"Debilidad mental"
Todavía persiste a nivel popular la creencia de que los imbéciles
y débiles mentales son los mejores sujetos hipnóticos. Ésta es también una
concepción errónea. Por el contrario, parecería que las personas de
inteligencia superior o normal, dotadas de una fuerte facultad de
concentración, son los mejores sujetos hipnóticos. La motivación puede ser
mejorada afirmando: “Si usted es fácilmente hipnotizable, ello constituye una
indicación de que su inteligencia es superior a la normal”. ¡Naturalmente,
tiene la óptima capacidad de concentración! Por todas esas circunstancias, la
inducción frecuentemente no “debilita” la mente ni hace al individuo más
sugestionable. Miles de sujetos han sido hipnotizados cientos de veces, sin
derivarse de ello ningún daño apreciable.
Temor de no poder ser
deshipnotizados
Algunas personas tienen el temor de no poder “ser sacados de
ella”. Una pregunta común es: “Qué me sucederá si usted cayera muerto
súbitamente mientras estoy hipnotizado?” Otra muy común es: “Oiga, ¿qué pasa si
no me puede sacar de esto?” Tales temores pueden alterar el rapport y provocar una resistencia real
a ser hipnotizado. Como ya se ha mencionado, el paciente se induce por sí mismo
a la hipnosis a base de sus propias convicciones. Por ello, si resultase
necesario es capaz de deshipnotizarse por sí solo en una fracción de segundo.
Cuando se ofrecen sugestiones post-hipnóticas contrarias a los deseos del
paciente, ocurre invariablemente la deshipnotización espontánea y la pérdida
del rapport. A menudo basta que el
hipnoteraputa salga de la habitación donde se realiza la experiencia para que
el paciente se deshipnotice espontáneamente, teniendo en cuenta que casi todos
los pacientes se hallan en condiciones de salir de ella en cualquier momento.
El énfasis adecuado sobre este hecho disipa sus temores, ansiedades y tensiones.
Requerimiento de una
personalidad dominante
Otra de las concepciones erróneas más extendidas es la de
que se debe poseer una personalidad fuerte para poder ser hipnotizador y que
por ello los hombres son mejores hipnotizadores que las mujeres, pues poseen,
supuestamente, personalidades dominantes. Esto no es en absoluto cierto, ya que
un paciente masculino puede ser un excelente sujeto para una hipnotizadora.
Todas estas concepciones erróneas, fruto de un
desconocimiento total del fenómeno hipnótico, pueden ser disipadas con las
explicaciones adecuadas y tranquilizadoras efectuadas durante la primera
consulta. Tales explicaciones deben ofrecerse y adecuarse al nivel mental,
cultural, de la persona. Deben utilizarse ejemplos de fácil comprensión para
propósitos ilustrativos. Aunque esto, aparentemente, lleva a un cierto gasto de
tiempo, los resultados compensan ampliamente. El mencionar que la mayoría de
los fenómenos hipnóticos se presentan en la vida diaria sin necesidad de
hipnosis previa, resulta de gran ayuda para la remoción de las concepciones
erróneas más comunes.
Resumiendo
Para resumir, la
hipnosis no es un estado de “sueño”, ni de inconciencia. Se asemeja fuertemente
al estado de vigilia. Ni tampoco se somete el sujeto a la voluntad de otra
persona. Los individuos inteligentes son, por lo general, los mejores sujetos.
Una persona hipnotizada no pierde autocontrol ni revela sus secretos íntimos, a
menos que desee hacerlo. La susceptibilidad hipnótica no se halla relacionada
con la credulidad o sumisión excesivas.
La hipnosis puede ser terminada sencillamente por el hipnoterapeuta o por el
sujeto. Y, finalmente, muchas sugestiones post-hipnóticas indeseables, provienen
de conceptos anticuados y totalmente acientíficos. La disipación de todas las
dudas y concepciones equivocadas ayuda a establecer un mejor rapport, así como la motivación
necesaria para la inducción y la terapia hipnótica satisfactoria.
Psicoterapia. Hipnosis Clínica.
Tel. 627 169 092
Girona - Barcelona
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